Odra Velásquez es una enfermera venezolana radicada en Chile que durante años intentó alejarse del área de los cuidados médicos. Estudió Ingeniería, luego Administración, pero ninguna de esas carreras la convenció. Sin embargo, cuando uno de sus hijos sufrió un derrame pleural en Venezuela y tuvo que hacerse cargo de su recuperación, decidió cambiar de rumbo.
A los 29 años de edad empezó a estudiar Enfermería porque cree que nunca es tarde para materializar un sueño. Con esa misma convicción creó SensorixFoot en Chile, un proyecto que combina tecnología y atención primaria para detectar a tiempo lesiones por pie diabético.

Su propuesta es una sandalia inteligente equipada con sensores que detectan alteraciones tempranas. Se trata de un equipo que le permite al paciente reconocer cuándo se encuentra en una situación de riesgo.
Está pensada para quienes, por desconocimiento o falta de autocuidado, suelen acudir al sistema de salud cuando ya es tarde.
Años de trabajo y estudio para sostener la idea
Velásquez, de 53 años de edad, oriunda de Valencia, estado Carabobo, se especializó en la atención y cuidado de miembros inferiores. Parte de su labor profesional la dedica a educar a las personas sobre la importancia de la atención oportuna de heridas causadas por afecciones como la diabetes y otras patologías.

La enfermera explicó que uno de los principales problemas en el manejo de esta condición de salud es que los pacientes suelen acudir al médico cuando la lesión ya está avanzada, por lo que, a su juicio, no existe una cultura de prevención ni de revisiones médicas tempranas.
“Las personas no buscan atención hasta que presentan heridas profundas o complicaciones visibles, eso me llevó a pensar en una herramienta que pudiera prevenir a los pacientes”, afirmó Velásquez en entrevista para El Diario.
El camino hacia la creación del prototipo de SensorixFoot estuvo marcado por sacrificios y momentos decisivos. En Venezuela, justo cuando estaba a punto de firmar un contrato profesional importante, sufrió un accidente de tránsito que le comprometió los tendones de la mano izquierda. “Me dijeron que no volvería a usarla”, recordó. Esta lesión no solo le impidió obtener el puesto, sino que también la obligó a alejarse temporalmente del ejercicio de su profesión.

Tras su recuperación, se postuló como gerente de enfermería en el estado Anzoátegui. Al obtener el cargo, impulsó su carrera y fundó su propia clínica de atención de heridas, donde consolidó su especialización en el cuidado de los pies y la prevención de lesiones crónicas.
Sin embargo, la crisis económica venezolana la llevó a una realidad insostenible debido a que muchos pacientes no podían pagar con dinero, y a menudo le ofrecían racimos de plátanos o cambures como forma de pago. “Yo podía aceptarlo, ¿pero cómo le decía a otro médico que recibiera lo mismo?”, comentó.
En 2018, optó por cerrar la clínica y emigrar a Perú en busca de mayor estabilidad, aunque tampoco encontró las condiciones que esperaba. Vivió en situaciones muy precarias, durmiendo incluso en el suelo, y enfrentó nuevas barreras para ejercer su profesión. Aun así, no abandonó su propósito.

Junto con su familia logró ahorrar lo suficiente para buscar una nueva oportunidad en Chile. Se trató de un nuevo comienzo, donde retomó su vocación por la salud preventiva y, poco a poco, comenzó a reconstruir sus planes.
Al llegar a Chile, su principal prioridad fue garantizar la alimentación y el bienestar de sus tres hijos, además de asumir las múltiples responsabilidades que implicaba adaptarse a una nueva cultura.
Una vez que tuvo algo de estabilidad, desarrolló los bocetos y el planteamiento de la sandalia inteligente, guiada únicamente por la convicción de que su idea podía ofrecer una solución a un problema desatendido.
En ese camino, en el que buscaba la forma de estructurar su proyecto, supo sobre un fondo estatal orientado a respaldar iniciativas innovadoras. Decidió intentarlo, aunque muchas personas le advirtieron que era un proceso complicado y difícil de lograr.
“Empecé a graficar mi idea y en mi primer bosquejo invité a un amigo ingeniero en Biomedicina a mi casa. Le conté lo que quería hacer y me dijo que era una locura, pero que confiaba en que sería algo bueno. Así que me dediqué a leer y a buscar información hasta estar segura de que podía llevarlo a cabo”, afirmó.
Dedicó mucho tiempo al desarrollo de la postulación hasta que finalmente la envió convencida de que, al hacerlo, honraría la memoria de su hermano Cheo, quien falleció en el año 2014 por complicaciones derivadas de la diabetes. A él le había prometido crear una herramienta preventiva que ayudara a generar conciencia sobre los riesgos de la enfermedad y la importancia del autocuidado.

Pasaron varios meses hasta que la llamada llegó y le notificaron que su postulación había sido seleccionada, pero debía entrar en una lista de espera por falta de fondos disponibles. Cuando pensó que ya se había rendido, recibió la aprobación de los fondos para el desarrollo de su idea.
Desde entonces, destinó cada aporte del fondo exclusivamente al desarrollo de SensorixFoot. Aprendió desde cero a editar videos, trabajar con diseño 3D y aplicar inteligencia artificial.
El modelo de sandalia diseñado por Velásquez incorpora sensores capaces de medir la temperatura en distintas zonas del pie, lo que permite detectar variaciones que podrían indicar el inicio de una lesión. Esta información es transmitida a una aplicación móvil que interpreta los datos utilizando un sistema de semáforo: verde cuando no hay riesgo, amarillo si se detecta una alerta temprana y rojo cuando se requiere atención médica inmediata.
Velásquez precisó que otro de los beneficios de este prototipo es que incorpora un diseño interno que permite activar un sistema vibratorio cuando se detecta una disminución de la temperatura, situación común en pacientes con neuropatía sensitiva y problemas arteriales.
“Esta vibración tiene como objetivo estimular la circulación sanguínea en el pie y la pantorrilla, mejorando el retorno de oxígeno y previniendo complicaciones graves que pueden llevar a la necrosis”, indicó.
El proyecto también contempla una primera fase dedicada a la educación y al manejo adecuado de la información relacionada con el cuidado del pie diabético.
La mujer refirió que esta fase es clave para empoderar a las personas, ofreciéndoles las herramientas necesarias para interpretar correctamente los datos que la sandalia inteligente recopila para que actúen de manera oportuna ante cualquier señal de alerta.
De esta forma, Velásquez considera que se establece una base sólida que maximiza la eficacia del dispositivo y contribuye a reducir la incidencia de lesiones graves.
El desafío financiero y científico para lanzar SensorixFoot

La venezolana manifestó que el diseño físico definitivo de la sandalia dependerá en gran medida de las pruebas y estudios que se realicen en colaboración con universidades chilenas.
Afirmó que, aunque el dispositivo no es invasivo, debe contar con un respaldo científico sólido que confirme su efectividad y seguridad antes de su lanzamiento.
Asimismo, señaló que el proyecto requiere financiamiento para avanzar en la investigación clínica necesaria. La enfermera comentó que actualmente planea participar en varios fondos internacionales y nacionales con la esperanza de obtener los recursos que permitan desarrollar plenamente el dispositivo.
“En la mañana, la persona se pone la sandalia, registra su temperatura y analiza los datos. Luego continúa con su rutina diaria. Al finalizar el día, realiza un proceso de higiene, inspecciona sus pies y repite el protocolo. Es una herramienta que enseña a observar, reconocer señales de alerta y asumir el autocuidado como parte de la vida cotidiana”, explicó Velásquez.
El lanzamiento del primer prototipo está previsto para los meses de octubre o noviembre, mientras que Velásquez continúa buscando financiamiento para avanzar con las siguientes etapas del proyecto. Asegura que SensorixFoot no es solo una meta personal, sino una oportunidad para transformar la vida de millones de personas con diabetes en todo el mundo.
A pesar de las dificultades y de que pensó en abandonar todo en más de una ocasión, no lo hizo. Con 53 años de edad, madre de tres hijos y siempre en aprendizaje, sigue firme en su propósito, impulsada por la promesa que le hizo a su hermano y la convicción de que nunca es tarde para cumplir un sueño.
La entrada Odra Velásquez, el camino de una venezolana que creó una sandalia inteligente para prevenir amputaciones por diabetes se publicó primero en El Diario.