Producto de la tendencia mundial referente a la descarbonización de la matriz energética global, las inversiones en energía han tomado un giro para alcanzar tal objetivo.
La gráfica a continuación muestra valores para el año 2015 y 2025, en diferentes fuentes y áreas energéticas.
A continuación, un breve análisis sobre la variaciones.
1- Disminución en Petróleo y Gas (- 28.3%)
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Demanda proyectada en declive por la transición energética, con gobiernos estableciendo metas de reducción de emisiones y moratorias de exploración petrolera.
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Volatilidad de precios y costes de extracción en áreas complejas, reduciendo atractivo de nuevas inversiones.
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Competencia de energías renovables y eficiencia que erosionan cuota de mercado de hidrocarburos.
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Cambio de paradigmas. (vehículos eléctricos vs. vehículos combustión interna)
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Electrificación de la demanda
2- Explosión de Renovables (+108.6%)
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Caída de costos nivelados de energía (LCOE): Solar PV y eólica en tierra han visto reducciones de costo del orden del 80% en la última década.
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Políticas de apoyo como subastas, tarifas feed-in y objetivos de energía limpia para 2030/2050.
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Mayor financiamiento de inversores ESG y fondos verdes, con flujos de capital alineados a criterios de sostenibilidad.
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Aceleración producción hidrogeno verde
3- Expansión de Redes y Almacenamiento (+44.3%)
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Necesidad crítica de integrar capacidad renovable intermitente.
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Proyectos de baterías y sistemas de almacenamiento por bombeo en hidroeléctricas en auge para balancear la oferta y la demanda.
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Actualizaciones de infraestructura eléctrica para digitalización y redes inteligentes (smart grids).
4- Aumento de Eficiencia Energética (+42.1%)
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Incentivos regulatorios y programas gubernamentales para mejorar eficiencia en edificios, industria y transporte.
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Tecnologías de ahorro energético cada vez más maduras (bombas de calor, iluminación LED, sistemas avanzados de control).
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Retorno de inversión atractivo, reduciendo costes operativos.
5- Crecimiento de Electrificación (+130.9%)
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Electrificación del transporte (vehículos eléctricos) y procesos industriales.
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Desarrollo de infraestructura de carga (electrolineras) y mejora de redes para manejar demanda adicional.
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Sinergia con renovables para ofrecer “electricidad limpia”.
6- Incremento en Nuclear y E-fuels (+100%)
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Proyectos de nueva generación nuclear (SMRs) apoyados por paquetes de estímulo verde.
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Interés en e-fuels como vectores energéticos de baja huella de carbono, especialmente en sectores difíciles de descarbonizar (aviación, transporte marítimo).
7- Inversión en Gestión de Carbono (+13.1%)
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Financiación de proyectos de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS).
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Clave para mitigar emisiones residuales en industrias pesadas (acero, aluminio, etc.)
Conclusión:
La transición global hacia un sistema energético descarbonizado explica la reorientación masiva del capital. La priorización de tecnologías limpias, la modernización de la infraestructura y el impulso a la electrificación reflejan el compromiso creciente de actores públicos y privados con los objetivos climáticos y de sostenibilidad.
Nelson Hernández es ingeniero energista @XXIenergia y académico de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela