
El inédito despliegue militar de Estados Unidos en el sur del Caribe no sólo presiona a Nicolás Maduro como nunca antes en 12 años de Gobierno, también supone un cambio inesperado en la escena internacional. Destructores y submarinos que navegan en un mar de dudas e interrogantes, acrecentados por el supuesto hundimiento de un bote pesquero cargado con once «narcoterroristas».
Por El Mundo
EL MUNDO responde a las inquietudes surgidas en una crisis que carece de las tradicionales reglas de juego entre un dictador odiado por su pueblo y un presidente cuya estrategia política «es no tener una estrategia política», tal y como explica a este periódico María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en Florida.
¿Van a invadir las tropas de Estados Unidos el territorio de Venezuela?
No. No es la intención del despliegue actual de fuerzas militares en el Caribe sur ni entra en los planes de Donald Trump, hipnotizado por la supuesta posibilidad de obtener el premio Nobel de la Paz. «Lo primero es que simplemente no hay fuerzas suficientes en este momento para apoyar una invasión», concreta para EL MUNDO el politólogo estadounidense John Polga-Hecimovich.
«Y lo segundo, en la base social en Estados Unidos de Trump no existe apetito para una invasión en el extranjero o por lo que implicaría una invasión tan cerca a Estados Unidos [en el famoso patio trasero del imperio]», concluye Hecimovich, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Academia Naval de Estados Unidos. Pese a tratarse de conflictos muy distintos, contra Irán el Gobierno de Trump apostó por bombardear unos objetivos sin enviar ni un solo soldado; todo lo contrario a lo ordenado por George W. Bush en la invasión de Irak.
¿Y una operación de extracción que acabe con Nicolás Maduro en una cárcel estadounidense?
Suena a serie top de Netflix, pero fue Jimmy Story, exembajador estadounidense en Venezuela, quien aseguró que el despliegue actual de fuerzas sí puede acometer semejante operación, aunque realmente no cree que eso vaya a suceder, ni siquiera con la recompensa aumentada de 50 millones de dólares. En el imaginario colectivo venezolano se ha implantado la extracción, como ya sucediera durante la huida de los dirigentes opositores refugiados en la embajada de Argentina en Caracas, como la mejor solución para la tragedia nacional que sufren.
Pero Hecimovich también duda de sus efectos reales: «Una operación de extracción quita al capo mayor, pero deja a los demás [el ministro Diosdado Cabello, el comandante Vladimir Padrino López, el generalato y los hermanos Rodríguez, la vicepresidenta Delcy y su hermano, el maquiavélico Jorge, entre otros]».
Entonces, ¿a qué se debe el despliegue inédito de fuerzas estadounidenses en el Caribe sur?
Trump, quien se cree un mago de las cartas diplomáticas, aceptó la propuesta del sector encabezado por su secretario de Estado, Marco Rubio, como una demostración de fuerza nunca vista por esos lares para buscar una implosión interna del chavismo. La misma estrategia, multiplicada, que se buscó durante el desafío en 2019 del presidente encargado, Juan Guaidó, y sus aliados internacionales contra el propio Maduro. El fracaso del golpe de Estado del 30 de abril acabó con aquel intento.
¿Y de cara al interior de Estados Unidos?
La inversión millonaria que supone el despliegue de los buques y el submarino ya ha generado dudas entre la base de Trump, que espera compensarlo por su apuesta en la lucha encarnizada contra las drogas. Trump acusa al chavismo de ser un «tremendo problema» para su país debido al tráfico de drogas y a la inmigración irregular. «Han actuado muy mal, estamos acabando con ellos», enfatizó el presidente estadounidense.
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