La reciente orden ejecutiva del presidente Donald Trump, que autoriza al Pentágono a emplear fuerza militar contra el Cártel de los Soles, clasificado como organización terrorista, junto con la preparación ciudadana a lo largo y ancho del territorio nacional para actuar cuando llegue el momento, marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcoterrorismo que ha saqueado y destruido a nuestro país.
Entre los principales objetivos de la administración Trump y de la oposición liderada por María Corina Machado se encuentra acabar con la red criminal liderada por Nicolás Maduro, el dictador que ha sumido a Venezuela en una crisis humanitaria, política y económica sin precedentes.
Esta medida no solo representa una escalada en la estrategia antidrogas en el hemisferio, sino que, fundamentalmente, abre una oportunidad histórica para, junto con la población venezolana, liberar a la nación del yugo de una narco-dictadura, con un impacto potencialmente transformador y sostenible para el país.
El Cártel de los Soles, descrito por los Departamentos de Estado y del Tesoro de EE. UU. como una organización terrorista global, no es únicamente una red de narcotráfico, sino uno de los pilares fundamentales que sostiene al régimen de Maduro.
Se trata de un cartel compuesto por altos funcionarios del régimen, cómplices y militares venezolanos, que han utilizado el tráfico de drogas, la minería ilegal y otras actividades ilícitas para enriquecerse, financiar la represión y perpetuarse en el poder.
La resolución de Trump y la verdadera oposición en Venezuela apuntan a ejecutar acciones precisas y coordinadas para desmantelar toda esa estructura y generar un cambio genuino de gobierno en nuestro país devastado.
Esto implicaría operaciones conjuntas contra líderes clave, respaldadas por inteligencia recopilada previamente mediante infiltraciones, desertores y otras actividades avanzadas, para neutralizar a los cabecillas del cartel, incluidos aquellos formalmente acusados de narcoterrorismo, que usurpan el poder en Venezuela.
La recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por el Departamento de Justicia de EE. UU. por la captura de Maduro debe servir como incentivo para acciones rápidas y efectivas.
Congelar los activos internacionales del régimen y de sus secuaces, incluidas cuentas bancarias y propiedades vinculadas al Cártel de los Soles y sus cómplices, ya está en marcha para cortar sus fuentes de financiamiento.
De hecho, ya comenzaron a aplicarse de manera contundente en todo el territorio estadounidense y en varios países aliados.
La caída del Cártel de los Soles viene acompañada de un plan claro para restaurar la democracia en Venezuela, elaborado con antelación por los equipos especializados que ha logrado armar María Corina Machado desde hace tiempo.
La comunidad internacional, sin duda, respalda a la oposición venezolana, encabezada por líderes como Edmundo González Urrutia, reconocido como presidente legítimo por Washington y el Parlamento Europeo, y María Corina Machado, auténtica líder de los venezolanos, cuya lucha pacífica ha inspirado a millones dentro y fuera del país.
Las acciones en marcha incluyen el reconocimiento internacional del gobierno legítimo, unificando ahora con mayor fuerza su apoyo a González Urrutia como presidente electo, rechazando la fraudulenta reelección de Maduro en 2024.
Son conscientes de que Venezuela enfrenta una emergencia, con más de 8.7 millones de migrantes y refugiados, según ACNUR.
En consecuencia, es crucial implementar un plan internacional para la reconstrucción económica, con énfasis en la recuperación de la industria petrolera y los servicios básicos, bajo un marco transparente, para estabilizar el país.
La liberación de los detenidos arbitrariamente por el régimen es una prioridad.
El pueblo venezolano, que ha sufrido décadas de opresión, hambre y exilio, ocupa el centro de esta estrategia.
La resolución de Trump y la verdadera oposición no solo buscan desmantelar la red criminal, sino también devolver la esperanza a una nación que anhela libertad y justicia.
De modo que, la orden ejecutiva de Donald Trump contra el Cártel de los Soles y su líder, Nicolás Maduro, debe considerarse no solo como una medida contra el narcotráfico, sino como una oportunidad para liberar, junto con su pueblo, a Venezuela de una dictadura que ha devastado al país y amenazado la seguridad regional.